Algunos de los campesinos fabricaban la pasta de guayaba, que después estaba moldeada, envuelta en hojas de plátano, y enviada al resto de Colombia. La pasta tiene el nombre de "bocadillo veleño." "Veleño" quiere decir el pueblo de Vélez, que podríamos ver desde la cima de la colina.
Paramos en un lugar donde las guayabas se despulpaban y se mezclaban con azúcar. En la foto estoy probando la pasta, que en ese punto del proceso todavía estaba caliente y no formada en bloques. Cuando regresé a Bogotá y le conté eso a un amigo, me dijo que no fue una buena idea comer la pasta caliente porque causaba diarrea, pero no recuerdo haber sufrido ningún mal efecto.
Otra cosa que recuerdo bien del viaje fue la oportunidad de probar la espuma que sale de la vaca cuando uno empieza el proceso de ordeñarla. La espuma sabía dulce, casi como una leche malteada.
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